El país de las decisiones lentas: por qué Guatemala siempre llega tarde a lo urgente
- Ileana Recinos
- 6 dic
- 1 Min. de lectura
Guatemala vive en una contradicción permanente. Es un país que madruga, pero que decide tarde. Un país donde la gente se levanta antes del sol para abrir el negocio, para cocinar, para viajar dos o tres horas rumbo al trabajo o al mercado, para cuidar hijos, nietos o padres, pero donde las instituciones se mueven con la cadencia pesada de quien arrastra los pies. Hay algo profundamente desconcertante ─y ya casi cultural─ en este desajuste: mientras la población hace malabares para sobrevivir, el Estado parece estar en pausa.




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